
Ahora bien, cuando esas relaciones humanas generan intereses comunes, la cosa va aún mejor pero desde mi perspectiva la cosa se empieza como a frivolizar en algunos sentidos…tú me das, yo te doy…hoy por ti…mañana por mí.
Entonces es cuando me pregunto, ¿hasta que punto entra en juego esta sociedad en el trámite frío de la contactocracia, es decir, el generar contactos con intereses comunes o similares? ¿Seremos capaces de encontrar un límite entre el ganar un contacto y entablar un cariño que vaya más allá?
La cabeza me gira como un remolino, por una parte tengo esa posibilidad factible de hacer algo que se ve complejo muy simple, pero por otra parte esta el sentimiento medio hippie de creer en que las relaciones humanas se deberían lograr por una entrega desinteresada.
Si por ejemplo tengo un compañero de trabajo que conoce a un amigo de un amigo que me puede conseguir un trabajo con mejor remuneración y ese amigo del amigo lo conozco por otras circunstancias y entablo vínculos más cercanos con él, al momento de que me ayude… ¿cómo es la transformación de la relación? O sea, ¿es mi amigo o un potencial cliente?
Contactocracia… ¿un arma de doble filo para las relaciones humanas verdaderas?
Bufff... Contactocracia, nunca había oído esa palabra, Vero, pero ahora la entiendo. Puede parecer que se inicia una amistad por interés, pero a veces no hace falta que nos pongamos a analizar tanto las relaciones humanas. Si al final queda una verdadera amistad, o algo más, pues mejor, y si no, ya conoceremos a otras personas más interesantes. Un besito.