
Recuerdo que me disgustaban mucho sus actitudes. Sí, lo admito, muchas veces lo odié, pero el deseo no me golpeó la puerta. Ni tampoco la de él.
Simple y complejamente mi temperatura corporal quería su boca y su alma de una noche como trofeo. No es un futuro con familia e hijos, no es un envejecer juntos, no es tampoco “hasta que la muerte nos separe”,…simple y complejamente es deseo.
Jamás pensé que podía pasar sabiendo que hay un parámetro establecido en mi vida para reprimir emociones y, porqué no decirlo…también calenturas, pero en realidad, sólo llegó… y me da rabia. El problema es que esa rabia me produce más pasión.
Por otra parte, está él. Siempre tan tonto y bruto, siempre tan torpe e inexacto, pero al mismo tiempo, un objeto de pasión reprimida.
Lo peor, es que esa atracción fatal de ambos se transmite en el aire, todos lo sienten y me dicen, yo lo niego y me refugio en el otro polo de amor, en el estable, en mi proyección, en mi amor de toda la vida.
Pero no puedo evitar pensarlo... ¡y de la peor manera!..¡No quiero casarme con él! Sólo quiero sentir su boca. Porque de la flor al viento, también hay cenizas que queman.
Pues no se que decir..hermosos sentimientos fruto de nuestras contradicciones...posiblemente todos hemos pasado momentos en que decidimos parte de nuestro destino
besos