
Ya llegó el día. Me gustaría ser una parte del cielo, en el que tu infinito y el mío se relacionen y se complementen. La nada se hace gigantesca y entre tu cielo y el mío existen nubes que acogen nuestros pensamientos.
Ya todo es nada y nada es todo. El sabor es insípido y nuestra alma crece. Creo que me vuelvo a enamorar de ti.
Te miro desde muy lejos pero te veo de cerca. No me gusta verte llorar ni que tengas pena. Yo te amo aquí y ahora, yo te siento, pero distinto.
Recuerdo cuanto esperé tenerte. Recuerdo ese verano en que las palabras sobraban, en el que nuestro cuerpo era el lenguaje y la armonía perfecta. Ahora todo es distinto pero mejor.
Ya llegó el día y soy esa mezcla de que hablábamos siempre. Un poco de inexistencia sumado a un poco de misterio. No llores por favor, porque tus lágrimas rebotan como cuchillos en mi alma.
Te quiero, pero te espero, te amo y no me engaño. Te juro que mi vida aunque no sea ya tuya está en calidad de préstamo…sólo te pido que no llores, porque mi inexistencia comienza cuando empieza la tuya.
